Recuperar zonas muertas de vestíbulos para convertirlos en zonas de uso mixto, y acondicionar la sala hipóstila de la Biblioteca Nacional de Madrid como infraestructura expositiva fueron las dos primeras acciones que se realizaron. Después la ocultación de los sistemas de control y seguridad para hacerlos más amables, una nueva tienda, los accesos principales, las salas de consulta, etc. completaron la transformación.
En la sala hipóstila, y mediante un sistema de catenarias de iluminación para respetar las bóvedas originales que permitían gran flexibilidad con la iluminación, y un sistema de paneles y guias que permiten casi cualquier configuración, se dota al centro con un sistema que ahorra un 50% en el coste de cada exposición.
Dos láminas de 10mm de DM, lacadas en blanco y caladas con orificios de 8mm cada 6,4cms. para el sistema de cuelgue de obras de arte, y armazón interior de 15mm de pino en las zonas ciegas, que contará con dos anclajes a la guía y otro panel igual al primero, cosido mediante una bisagra de piano de acero inoxidable, y que permitirá la disposición de los diferentes espacios.
El peso del sistema ronda los 90kgs. Dichos paneles llevarán un sistema de patas de acero inoxidable que ejercen de pie una vez desplegados, evitando descuelgues motivados por excentricidades de la carga respecto al eje de cuelgue. Para mover los tableros se utilizarán unas manillas en acero inoxidable especialmente diseñadas con dos tuercas de sujeción para fijar a los paneles.
Los sistemas de renovación de aire y de humectación para control higrotérmico de la sala están incorporados al sistema de climatización.